martes, 17 de febrero de 2009

Niños sembrando árboles


De los testimonios recibidos elegimos para publicar el trabajo de la Prof. María Cristina Peregalli.

"¿Cómo acercar a los Niños a la naturaleza desde la escuela? "







Prof. María Cristina Peregalli

mcrisperegalli@yahoo.com.ar


Parece increíble, pero el vínculo natural niño-entorno está quebrado.
En su lugar, la ciudad, la televisión, las relaciones entre las personas, mediatizadas a través de Internet…
Es necesario sostener, cuidar y alimentar la vitalidad del contacto directo, persona a persona, persona –naturaleza.
¿Cómo acercar a los niños a la naturaleza desde la escuela?

Relataré brevemente experiencias concretas realizadas en 1ª y 2º grados durante los períodos 2007-2008, en una escuela dependiente del Gobierno de la ciudad de Buenos aires.
El edificio de la escuela es moderno y cómodo pero, no posee ningún espacio verde, ni canteros con tierra.
Sólo se ven plantas en maceteros y…¡los árboles de la vereda!
Primero coloqué en el aula varias plantas con flores, alegrías del hogar.
La presencia variable de las flores, atrajo la atención de los niños: cuando no había flores, cuando se caían, pero sobre todo cuando brotaban pimpollos, el proceso de apertura de la flor adquirió para los chicos la dimensión de lo que es: ¡una maravilla!
Después organicé la primera salida: recorrer la vereda de la escuela con los padres.
Entre todos los elementos a tener en cuenta en esa salida, hubo un momento especial para los árboles. Aunque parezca mentira, en esta ciudad no tenemos demasiada conciencia de la existencia de los árboles, no los vemos, por lo tanto, pocas veces valoramos sus diferencias ni sus aportes en la vida cotidiana.
Los chicos descubrieron que en la vereda había paraísos, una palmera y un sauce llorón.
Este primer descubrimiento permitió continuar la observación de los árboles desde el patio de la escuela y registrar los cambios a través de las estaciones. Un hallazgo asombroso fue percibir que los árboles también tienen flores.
Las siguientes salidas de la escuela, ya en micro, permitieron encontrar nuevos árboles en la ciudad: palos borrachos, jacarandáes, plátanos, ceibos, magnolias, pinos, eucaliptos, alguna araucaria…
Cada maestra sabe cómo continuar la vinculación pedagógica de esta maravilla: qué árboles pertenecen al ámbito de Buenos Aires, cuáles no, de dónde vinieron las especies que no son originarias, quién o quiénes las trajeron, etc.
Desde el punto de vista estético, los niños percibían con claridad las diferentes formas y colores. La percepción y la sensibilidad también florecían y se abrían a nuevas dimensiones no tenidas en cuenta antes.
Espontáneamente los chicos comenzaron a traer frutos encontrados en la calle: paltas, “venenitos”, etc.
Un nuevo cauce se había abierto y continuará fluyendo durante los años siguientes, porque la atención ya había registrado los árboles en la ciudad que pasarán a un primer plano en el interés de muchos niños.

¿Cómo traer el verde a la escuela?
¿Cómo enriquecer la universal germinación del poroto y sus transformaciones?
Llevé macetas alargadas, las preparamos: primero piedritas para que el agua drenara, luego tierra fértil, luego, ¡a sembrar semillas!: perejil, lechuga, acelga, espinaca , etc.
Cada mañana los chicos se acercaban libremente en diferentes momentos del día, a ver cómo estaban las plantas, lo comunicaban a sus compañeros que se acercaban alegremente cuando había brotes y novedades de todo tipo: ¿por qué se aplastaron las arvejas?, ¿por qué hay olor a gato?, ¿por qué se cortó el tallo?, ¿por qué se secó?, ¡mirá cómo crece!,etc.,etc.
Estos momentos no eran sistemáticos sino espontáneos y tuvieron mayor riqueza porque estaban incorporados en las vivencias diarias de los chicos. La mirada sistemática, las deducciones, enunciados y conclusiones vendrían después en una puesta en común, como un momento de reflexión y toma de decisiones compartidas frente al: ¿qué hacemos?,¿cómo lo resolvemos?

Al comentar estas experiencias a mi mejor amiga, Dal - licenciada en física y docente- y a su esposo – el ingeniero agrónomo Groppa – me alentaron y aportaron ideas. Hasta que un día en un nuevo encuentro, ofrecieron un verdadero tesoro: ¡semillas de árboles!
¡Los chicos y yo podríamos integrar todo el trabajo realizado en un año y medio y el crecimiento de las semillas, los primeros tallos de cada árbol y sus hojas, serían la coronación de nuestra tarea de dos años!


Esta vez cada uno trajo su maceta o la fabricamos con la base de los envases de gaseosa, cortamos algunas hendiduras para el drenaje,- según las indicaciones del Ing. Agr. Víctor Groppa-, pusimos piedritas, tierra fértil y sembramos cada uno,¡ su propia semilla! ¿A qué árbol pertenecían? ¡Ginkgo biloba! ¡Sí! ¡Maravilloso!
Así cada niño pudo ver: cómo a algunas semillas se les desprendía una cáscara, cómo algunas semillas no brotaban, cómo de otras semillas salía un brote por un lado y pequeñas raíces por el otro, luego vieron cómo surgía un tallo, espontáneamente acercaron palitos de helado o pedacitos de sorbete para sostener los primeros tallos, ¡vieron brotar las primeras hojas!
A aquellos niños cuyas semillas no brotaban les ofrecía una nueva semilla ya germinada que mis amigos me habían entregado previendo estas dificultades.
Ustedes imaginan y deducen la enorme cantidad de conocimientos y virtudes que surgen de estas hermosas experiencias.
Porque no se trata sólo del aprendizaje de las ciencias naturales, sino que psíquica y socialmente los niños también se alinean en actitudes valiosísimas: el cuidado de su plantita es también el cuidado de las plantas de los otros, el desconcierto y el dolor por una semilla que no crece son compartidos, entre todos piensan y buscan soluciones frente a problemas nuevos.
El universo psíquico de los niños también se amplía y genera personas capaces de sembrar solidaridad, sensibilidad, gratitud, asombro, posibilidad de maravillarse, genuinos constructores de formas sociales más nobles y enriquecedoras.


Alegria de fin de año !!!!
Al finalizar el año cada alumno se llevo para cuidar el plantín de Ginkgo Biloba que cultivo durante el año. Dic 2008




Prof. María Cristina Peregalli

mcrisperegalli@yahoo.com.ar

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